... Dejaría todo tirado, incluso perdonaría tus faltas de tildes, me haría el loco viéndote escribir "vacío" con ese, con tal de ver tu cara cada mañana junto a la mía, justo al despertar...

UTOPÍA DE LO SIMPLE!

G.M.V.

martes, 14 de diciembre de 2010

Abyecto !!!

Con mi cuarto a oscuras se ve mejor la luz de la calle, con mis ojos cerrados veo claramente el ruido que contamina el ambiente, son las seis de la tarde, el tráfico ensordecedor de la ciudad fusionado con la lluvia que por estos días es inclemente e imparable, me desdibujan la metrópolis que un día imaginé, el humo se pierde con el agua, pero el olor a gasolina penetra lo impermeable…

No abro los ojos, sigo resistiéndome a que el bullicio y la mugre me ganen, mientras tanto una canción de cuna se escucha a lo lejos de mi ventana, no aguanto la tentación, abro los ojos, me pongo de pie, abro mi cortina con sus hilos dorados y sus cámaras estampadas en una tela tan suave como el musgo verde, y al correr el vitral que me separa de la realidad del frente, veo una mujer que llora incesantemente, mientras intenta amamantar a una bebé de escasos meses de nacida, la bebe mama de su seno mientras ella se mueve inconsolable por la habitación, huyéndole a su propio espacio y subiéndole cada vez más el volumen a la canción de los “pollitos dicen”, en ese momento recuerdo a mi madre, que la cantaba con mímica y todo para que mi intensidad sucumbiera en aquellas épocas cuando era un párvulo ante los encantos de una madre amorosa y hasta perfecta para mí, y en exhalación de segundos comparo mi vida con la de ese bebé y qué gran diferencia, mientras en mi casa todo era hermoso, aquella mujer estaba temerosa y yo no entendía la razón, no la entendía, la canción terminaba y yo estaba ahí, como un chismoso más sin poder entender…


De pronto un golpe estruendoso me develó la explicación, su compañero, su esposo, amante, novio o simplemente el desgraciado que engendró en ella un bebé, atravesó de una patada propia de los de su clase la puerta y un golpe le dio sin prevención alguna a la mujer que alimentaba a una criatura… Mi cobardía me ganó, no supe que pasó, no quise ver más… Cerré la ventana de mi cuarto, los buses sonaban más estrepitosamente que nunca, el humo pasaba en cámara lenta, de música de fondo sonaba los pollitos y para ambientar la escena aun más, gritos de una mujer golpeada y de un bebé, del cual no sabía yo nada… Quise correr y matarlo, quise decirle que era un cobarde, quise decirle que me gustaría despedazar su pipi a punta de cortaúñas y atravesar un taladro por cada cuenca de sus ojos, quise decirle que a una mujer no se le pega ni con el pétalo de una rosa, quise hacer tantas cosas…. Pero como siempre, no hice nada, la ventana separaba una distancia inagotable entre un problema familiar y un tonto que solo como espectador puedo comprobar que los miserables se hacen cada vez que las oportunidades se dejan yacer frente a sus abyectos ojos…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sos un teso, me encanta tu sensibilidad y la manera de escribir, se nota que tienes un gran talento...!

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