... Dejaría todo tirado, incluso perdonaría tus faltas de tildes, me haría el loco viéndote escribir "vacío" con ese, con tal de ver tu cara cada mañana junto a la mía, justo al despertar...

UTOPÍA DE LO SIMPLE!

G.M.V.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Y la luna nos alumbró...

… Este escrito es el resultado del sentimiento de dos personas que deslumbrados con la supremacía del amor, dejaron que automáticamente, las palabras fueran el conductor instantáneo de dos historias, cuatro personajes y una sola explicación: La vehemencia del corazón...!!!…


Bajo el frío manto del viento, consumidos en el verde, al son de la guitarra.

Fueron sus labios los que me borraron ese néctar amargo de la vez última, y plasmó en mi y en mi piel sus delicadas caricias que me fundían en un solo soplo, el ligero soplo de la felicidad.

Felicidad que me invadía, brillaba en lo oscuro de la noche, sólo dos estrellas en medio de un panorama, una de la otra para envolverse en el cálido sabor del amor.

Y sin duda no había más que dos cuerpos mirándose fijamente, construyendo futuro, extasiados de ese momento del que ni Dios nos iba a robar, y entonces, miramos nuevamente al firmamento y el infinito yacía ante nuestros atónitos ojos que destilaban miel divina, ambrosía que sólo dos cuerpos enamorados podían expeler.

El aroma sin fin, la plenitud total, el acercamiento más vivaz, un sólo aire para respirar, un sólo cuerpo que tocar, una melodía sin parar dibuja nuestro presente, un presente sin esperar.

Y el frío de la noche recordó esa fuerza que se siente al amar, y ahí - sólo en esos instantes - el tiempo se congelaba, la balanza se reclinaba a nuestro favor, para que el juego de la seducción fuera un corazón que mantenía la tensión, la fuerza y la indudable admiración. No podría con palabras describirse la emoción, no podría con caricias entender a la razón. Y no hacía falta, la verdad, la respiración detenida y ese susto propio del deseo era más evidente que la luna reposada en el cielo, ese cielo que un día yo le regalé.

Cielo de muchos, pero dentro de mi corazón, nuevo, sólo tuyo. El fervor en tu mirada, la luz de mis ojos reflejada en ella. La sonrisa constante de un deseo propio hecho mutuo, encaminado a tu recóndito mundo, al que quiero pertenecer. Darte lo dulce de mis recuerdos, vivir en tu nuevo cielo, poner en tus manos la luna, esa q nos alumbró, perseguir tus sueños, hacerte vibrar por mis pensamientos, inundar mi cuerpo en ti, ahogarme en todo lo que me haces sentir...


LINA BARRERA DE LA ROSA

GERMÁN MEJÍA VALLEJO

1 comentario:

Lina Barrera DelaRosa dijo...
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